Nuestra propuesta consiste en aplicar un chip identificatorio a cada tipo de bolsa de residuo con el nombre y la direccion de cada uno. Una bolsa se destinaría a los plásticos, otra a los orgánicos, otra al papel y cartón que pueda ser reciclado y una última a los desechos que no puedan ser clasificados.
Estas las entregaría el gobierno en supermercados, allí se les cargarían los datos al chip de las mismas mediante unas tarjetas.
En la planta de desechos se verificaría que se haya cumplido con los tipos de bolsa y sus respectivos desechos tomando una cantidad de bolsas al azar por día; con una penalización económica para aquellos que no respeten lo indicado.